Fue una jornada
larga pero hermosa, emocionante. Anoche nevó toda la noche, así que esta
mañana, muy temprano, a las 5, cuando nos disponíamos levantarnos para
aprontarnos para la marcha, todo afuera era blanco, hasta la puerta de nuestro
cuarto en el albergue del campo base.
Fue una caminata
de muchas horas ascendiendo por la nieve copiosa. Martín se hundió hasta las
rodillas, yo hasta los tobillos y con unas cuantas patinadas en el hielo. No
vimos mucha gente con grampones y caminar en la nieve es impagable. Todo estaba
cubierto de un colchón espeso de nieve.
Fue hermoso,
fascinante, ascender, ascender, hacia la cumbre, lentamente, entre el silencio,
la inmensidad de los Himalayas.
Llegamos en más o
menos tres horas, el cartel de Thorung Phedi se encontraba prácticamente
cubierto por metros de nieve.
Luego fue el
engorroso descenso, como tres horas más, miles de metros para abajo, trastabillando yo torpe en el
hielo, después fue roca, después valle hasta Muktinah. Allí seguimos caminando
hasta el final del pueblo para tomar un jeep a Jomsom. Y acá estamos, con una
buena ducha y a la espera de la cena.
Si bien la altura
no nos afectó al punto de tener que descender, tuvimos dolor de cabeza,y anoche
yo no pude dormir porque me falataba el aire. Pero lo logranos. Era un reto, un
desafío al que le tenía el respeto de no saber si la montaña nos permitiría
esta caminata que a mí me sabe a gloria. Haber llegado al collado de Thorung
La, a 5500 metros de altura, después de una noche de nevada y con un día que se
nos ofreció en todo su esplendor. Fue y es una maravilla digna de ser
compartida e imitada. Hay, en mí, pocas sensaciones tan plenas, tan grandes,
como habert hecho este camino que durante ocho días me fue llevando hasta esta
gloria de hoy.
Y esto sigue.
Paramos en el Trekking Inn de Jomsom, cuesta 700 rupias con este internet lento pero aceptable aunque aún no he podido subir fotos. Comemos acá, lasagna, pollo, venimos con hambre!
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